No puedo evitarlo, soy una persona muy inquieta, activa y organizada, demasiado quizá. Me encanta planificarlo todo con antelación. Seguramente te parecerá extraño que, incluso estando en pleno verano, yo ya esté pensando en cómo decorar mi casa a la vuelta de las vacaciones.
Me gusta hacer listas, diseñar esquemas y tener todo bajo control. No es que no me guste vivir el momento, pero no puedo evitar soñar con el cambio de estación y todo lo que trae consigo. Imagino las alfombras en el suelo, las mantas suaves sobre el sofá y las velas aromáticas encendidas.
A veces, cuando el sol brilla intensamente y el calor aprieta, es difícil pensar que las tardes lluviosas volverán a ser una realidad. El sonido de las gotas repiqueteando en los cristales, el olor a tierra mojada y la sensación de calma que se apodera de todo… Aunque ahora pueda parecer lejano, la naturaleza sigue su curso.
Después de un largo y agitado verano, el clima cambia invitándonos a pasar más tiempo en el interior. Es hora de preparar una taza caliente de té y volver a disfrutar de esos momentos de tranquilidad y calma que solo podemos encontrar en nuestro hogar.
Si hay algo que me encanta hacer en las tardes de otoño es envolverme en una mantita fina. No hay sensación más reconfortante que sentir su suavidad sobre mi piel mientras disfruto de un buen libro. Las mantas para sofá son perfectas para estas ocasiones, ya que no abruman con su peso, pero brindan el calor necesario para mantenerme confortable. Ya me veo pasando horas y horas, acurrucada, rodeada de cojines mullidos y afelpados.
No hay nada que aporte tanta sensación de confort como los textiles para el hogar. Además de su función decorativa, también nos brindan comodidad, convirtiendo nuestro hogar en el lugar perfecto para relajarnos y disfrutar de momentos inolvidables.