Rodeado de viñedos se encuentra la región francesa de Aude, donde se ubica el pequeño pueblo de Montréal con una consolidada historial medieval, en él también se halla una maison d’hôtes muy especial, el nuevo Ofelia's place al que te llevo en esta ocasión.

Camellas Lloret es la definición de una casa de campo al más puro estilo francés. Este alojamiento de ambiente bucólico abrió sus puertas en 2019, después de cuatro años, en los que sus dueños reformaron los espacios de esta casa centenaria.

Sus cinco habitaciones, su localización y la importancia de los materiales y textiles de sus habitaciones hacen de su estancia toda una experiencia relajada y sencilla. Ideal para disfrutar de una escapada, un puente o unas vacaciones y, por qué no, el resto de tu vida. Como en otros lugares que te he mostrado en este blog, la historia de amor de sus propietarios es la clave de este pequeño alojamiento con encanto, gracias al que pudieron cumplir su sueño de vivir en el campo.

La reforma ha respetado la esencia del edificio del siglo XVII y esto hace, como indican en su propia web, que las estancias tengan un carácter propio.

Los espacios de esta casa rural resurgieron debido a una renovación que ha respetado y mantenido su esencia y la mayoría de detalles de la construcción original: las chimeneas de mármol, los suelos de barro, las escaleras de piedra, las molduras de escayola, los ventanales de madera, el friso del salón… incluso la huella del paso del tiempo, como puedes ver en sus paredes encaladas. A esto se suma materiales como el lino, el algodón, el terciopelo,... así como instalaciones y elementos decorativos vintage, como las bañeras recuperadas que recrean los baños del siglo de las luces.

Su decoración es, sin duda, de una belleza imperfecta, donde destaca el aire retro y nostálgico que transmite una sensación de calma, gracias a lo sencillo y equilibrado de los elementos que componen cada espacio. Materiales originales, reciclados y puros, junto con muebles y objetos de distintas épocas, aquiridos en mercadillos y anticuarios, hacen de este lugar una verdadera apuesta por lo auténtico.

La honestidad de su decoración se hace patente por su falta de ostentación, que, en algunos rincones, llega hasta el minimalismo.

El contraste también tiene cabida en este ejemplo magistral de interiorismo, como puedes ver en el papel pintado y piezas de mobiliario del comedor y salón. La armonía del ambiente se consigue por medio de tonos suaves y elementos rústicos bien seleccionados.

Las habitaciones merecen una mención a parte por la atención que se ha puesto en la elección de los materiales para garantizar el mayor descanso respetando el medio ambiente. La ropa de cama es 100% lino o algodón, en función de la época del año, y los colchones están hechos a mano en algodón orgánico y látex natural. El mismo cuidado se encuentra en los artículos de tocador, con el fin de proporcionar un placer sensorial, sostenible con la naturaleza.

Todas estos aspectos que caracterizan a este hotel rural se trasladan a su jardín, lleno de enredaderas y árboles y plantas. En él puedes degustar desde un desayuno y cena, realizados a partir de deliciosos productos locales, hasta terminar el día en sus camas al aire libre, donde ver las estrellas y disfrutar de hogueras.

Un lugar donde la huella que de los que pasaron se hace patente, a través del buen gusto, sin más alarde que la belleza de vivir que transmiten las historias de los objetos que alberga.

Si te gustaría que tu hogar sea un lugar no marcado por la moda, sino por el carácter de la personas que lo habitan, te dejo una selección de piezas inspiradas en esta alojamiento rural de perfecta imperfección.

1. Los recipientes de madera Dod, destacan por su material puro de acabado natural que llevará ese remanso de paz a tu cocina y a tus comidas. Puedes combinarlo con la vajilla Milos (6). Sus asimetrías y pequeñas imperfecciones hacen de esta colección una pieza de menaje muy especial, que, además, ha sido elaborada de manera artesanal. Y hablando de imperfecciones, no podía faltar en esta selección una antigüedad. Esta vez apostamos por nuestras vasijas antiguas de arcilla (7). Su efecto desgastado y marcas propias paso del tiempo son uno de sus mayores atractivos. Por supuesto, creadas manualmente.

Ya hemos visto la importancia de los textiles para crear ambientes y vestirlos. Tres de nuestras claves: la primera, un cabecero de madera y textil, como nuestra colección Kyria (4) que refuerce el diseño minimalista y rústico. Sus materiales, olmo, lino y algodón, y sus tonalidades crean un estilo atemporal y sencillo. Esto permite que se integre con facilidad en diferentes ambientes, aportando calidez a tu dormitorio. En segundo lugar, te proponemos un cojín de suelo, como nuestro modelo Bora,(2) disponible con varios diseños y colores, confeccionado a mano en algodón con relleno de algodón reciclado. Un versátil accesorio decorativo que combina la comodidad de un mullido asiento extra con su aporte estético. Perfecto para completar la decoración del interior de tu hogar o tu jardín. Puedes usarlo como un cojín de palé, como cojín para un banco o directamente como cojín de suelo. En tercer lugar, no podíamos prescindir de una alfombra (3). Nuestro modelo Ainus de inspiración persa está fabricado en algodón en distintas tonalidades que van desde el negro al rojo. Su apariencia envejecida le aporta un aire vivido que no merma su elegancia. Elemento fundamental para crear ambientes vintage con un carácter exótico.

Para finalizar, te sugerimos una pieza de mobiliario. En este caso nuestro banco de teca Aline (5). Sus líneas puras y sencillas y su material y acabado natural contribuye a potenciar ambientes relajados y auténticos. Sus usos son múltiples, desde asiento para la mesa de comedor, hasta los pies de tu cama, pasando por tu recibidor o como mueble auxiliar para objetos decorativos.


* Todas las imágenes de Camellas Llloret proceden de su página web o Pinterest.

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