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Seguro que te resulta familiar… suena el despertador y… ¡otra vez voy con el tiempo justo! Tiro de café rápido, mientras me pongo los zapatos para salir disparada de casa. Estoy convencida de que no soy la única a la que le pasa esto cada mañana. Con el ritmo acelerado que llevamos, estamos perdiendo las buenas costumbres, como el ritual del desayuno. ¡Me encantan los fines de semana! cuando me despierto y sé que puedo desayunar sin mirar el reloj. Es hora de parar y recuperar los desayunos saludables y relajados.
Si te resulta muy complicado llevarlo a cabo, hoy te cuento algunos tips para practicar un desayuno slow, de manera que poco a poco puedas ir integrando este hábito. Olvídate de tomar una infusión de pie. No es sólo lo que tomas, sino cómo lo tomas. No dejes que las prisas o la pereza te priven de todos sus beneficios. Prepáralo con mimo, siéntate y saboréalo en calma conmigo.
Aunque parezca obvio, mi primer consejo es que no desayunes de cualquier manera. No hay una forma mejor de empezar el día que cuidándote. Prepáralo con cariño, elige tu mantel, taza y vajilla favorita. Si no eres una morning person, puedes dejar la mesa preparada la noche anterior. ¿Se te ocurre algo más agradable que encontrar montada una bonita mesa al despertarte?
En mi caso, si desayuno sola, suelo optar directamente por una mesa desnuda, usando únicamente un bajoplato de fibra vegetal y una servilleta de algodón. En verano y primavera, suelo usar mi vajilla de enamel Botanic. Su estampado me transmite mucha energía y alegría por la mañana. Sus motivos florales combinan a la perfección con los alimentos frescos y gran variedad de textiles. Tengo mi propio conjunto, con sus platos y tazas de desayuno, así no tengo que pensar mucho al levantarme.
El menaje siempre es la clave en mi mesa de desayuno. Una jarra para el zumo, una tetera, un frutero, una bandeja para la mantequilla o el pan… Uno de mis preferidos, sin duda, son las tablas de madera, porque son muy versátiles y puedo usarlas para cortar el pan o como fuente para la fruta, unos croissants o unas tostadas. Piensa cómo es tu desayuno para elegir tus imprescindibles. Si eres más de granolas, en tu mesa no podrá faltar un bowl.
Para que no entre solo por los ojos y sea un desayuno equilibrado y saludable, además del menaje necesario, es fundamental tener la nevera y la despensa bien equipadas con alimentos variados, frescos y, a ser posible, de temporada.
Aunque, muchas veces priorizamos apurar unos pocos minutos más de sueño, mi recomendación es que te levantes con tiempo suficiente para desayunar con calma. No es fácil, pero te aseguro que vale la pena. Tómate tu tiempo para afrontar el nuevo día y sentarte a la mesa sin prisa. Cuando pierdo motivación para hacerlo, pienso que me estoy regalando un tiempo precioso que repercutirá en mi estado de ánimo el resto del día. Si empiezo el día corriendo, lo acabaré de la misma manera. Y en ese sentido, un último consejo, evita mirar el móvil mientras desayunas. La mente y el cuerpo están despertándose y no es muy recomendable comenzar la mañana con un bombardeo de datos y notificaciones. Te recomiendo que te centres en el presente, es una buena oportunidad para disfrutar plenamente del momento y saborear la comida. Una ocasión para empezar a practicar el mindfulness.
Sé que es muy difícil estar desconectada, por eso,siempre que el tiempo lo permite, desayuno en la terraza y dejo el móvil dentro de casa para evitar la tentación. Es una forma de empezar a desperezarme y conectar con el exterior, atendiendo a los primeros sonidos de la mañana, observando las plantas…
Vuelve a disfrutar del desayuno. Crea tu rutina matutina con este hábito saludable para empezar la jornada con más tranquilidad, controlando tu día, en lugar de que el día te controle a ti.