La cercanía al mar siempre ha formado parte de mi vida. Nacer a unos pasos del Mediterráneo es algo que me ha marcado profundamente. Su orilla es el entorno perfecto para ordenar mis pensamientos durante un paseo y para encontrar nuevas ideas mientras mi mirada se pierde en ese horizonte donde el mar y el cielo se encuentran. Adoro el sonido de las olas que van y vienen, y los amaneceres multicolor que se reflejan en el agua y me hacen dudar de si lo que veo es real o es un sueño.

Quizá sea mi vinculación con el mar lo que me haya llevado a optar por una vida más sana y consciente. Teniendo en cuenta que hoy es el Día Mundial del Agua, me gustaría reflexionar sobre el cuidado por el medio ambiente, y en especial por los mares y océanos; también sobre el agua potable, que se está convirtiendo, cada vez más, en un bien escaso.

Nuestro estilo de vida está dañando el ecosistema. Afortunadamente, cada vez somos más los que apostamos por la sostenibilidad para poder seguir disfrutando de un entorno que desarma a cualquiera con su tranquilidad. Por eso la preservación de la biodiversidad se ha convertido en un valor importante a la hora de dar forma a mi marca de decoración. En Ofelia, apostamos por una decoración natural, donde el desarrollo sostenible se convierte en una herramienta de diseño más. De esta forma, no solo tengo en mi hogar objetos de decoración y muebles sostenibles, sino que estas piezas pueden llegar también a otros hogares, multiplicando así su impacto.

La decoración sostenible no es un estilo, ni una tendencia, ni una moda, ni siquiera es una forma de decorar. Se trata más bien de un modo de vida, en el que cada persona, basándose en sus gustos, es consciente de que al decorar su hogar puede reducir su huella ecológica.

Muebles ecológicos, fibras vegetales, acabados sin tratamientos… Con el uso de elementos sostenibles y naturales, contribuimos a reducir el impacto energético, a frenar la deforestación y por supuesto a mejorar la calidad del agua, algo vital para garantizar la protección del planeta y de las futuras generaciones.  

Yute, madera, bambú, algodón… Además de su belleza natural, estos materiales son renovables y resistentes. Una elección que apuesta por una decoración más ecológica y que recrea ambientes singulares que actúan positivamente sobre nuestro bienestar mental y emocional.

Son estos gestos, estas pequeñas decisiones lo que contribuye a conectar plenamente con la naturaleza y a preservar la calidad de nuestras aguas. Imagina… Una alfombra de yute, un cojín y una manta de algodón, algún cesto de bambú y en el fondo, la inmensidad del océano. Tactos suaves, texturas naturales, telas ligeras y una mano tendida hacia lo más preciado que tenemos.

¡Ojalá pudiese pasar más tiempo junto al mar! Para tenerlo siempre presente, también opto por introducir en mi casa objetos de decoración artesanal. Todo lo que está hecho a mano, todo lo que huye de los grandes procesos de fabricación, todo lo natural contribuye a proteger el medio ambiente y a cuidar del agua. Así que elijo piezas decorativas y de menaje en cerámica, en madera, en mimbre; piezas cuya historia es sana y cuyo futuro es perpetuo.  

Es una alegría saber que somos cada vez más personas que siguen un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente. También para nuestro hogar hemos conseguido encontrar soluciones menos contaminantes. Con esas acciones, todos juntos, aprendemos a reducir nuestra huella de carbono sin renunciar a la comodidad, a la funcionalidad y a nuestro confort. Me encanta este nuevo estilo de vida y afortunadamente, creo que ha venido para quedarse.  

Junto al mar, el tiempo se detiene y las tensiones se olvidan. Junto al mar, salen las mejores sonrisas y los momentos son siempre amenos. Hoy es el día del agua y, con la celebración de esta efeméride, me gustaría simplemente aportar mi propia visión de la decoración del hogar. Una decoración más sostenible que tiene como principal objetivo cuidar de ti gracias a las grandes virtudes de la naturaleza.

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