Las 15 habitaciones fueron planteadas como un lienzo en blanco, donde el arte y la comunidad son el hilo conductor. Todos los elementos: mobiliario, iluminación, accesorios, textiles… están realizados a medida y en exclusiva por artesanos locales a partir de materiales de la zona, como la madera, el latón, la arcilla y el alabastro. No sé a vosotros, pero a mí, estos materiales naturales me resultan familiares. La decoración de las estancias se caracteriza por sus formas suaves y orgánicas que generan un ambiente sereno y con una gran fuerza poética, donde la piedra lisa tiene un papel fundamental, junto con el color, como puede comprobarse en su aplicación en las paredes y ropa de cama. Su alma creativa y su espíritu comunitario se ven reflejados en las obras de arte distribuidas por todo el hotel, fruto de su programa de residencias artísticas. Las piezas resultantes también se exponen en la galería al finalizar la estancia de cada participante. Sin duda, el lugar está concebido para ser una fuente de inspiración y dejó un gran impacto en mi lo que se verá reflejado en mis futuras creaciones.
Me fue imposible ignorar el entorno en el que se encuentra, ya que la naturaleza es otro de los ejes fundamentales de este luxury hotel que se muestra en estado puro y salvaje, al estar rodeado por las montañas, el mar y la vegetación.