Confieso que en cuanto a la decoración de mi casa soy muy inquieta. Me entusiasma cambiar los muebles de sitio, sustituir los cojines y, de vez en cuando, donar lo que ya no necesito para despejar las estancias y darles un aire diferente. Me encanta mezclar textiles, combinar lo antiguo con lo nuevo, además de utilizar color para alejarme de los estilos más conservadores y monocromáticos. Siempre vuelvo a materiales naturales que me producen una profunda sensación de paz.

Dicen que el simple hecho de mover los muebles de sitio esconde un acto cargado de intenciones que responde a una necesidad de cambio. Yo estoy convencida de que un verdadero hogar es el reflejo de lo que somos. Pienso que nuestra casa es una extensión de nosotros mismos y en ella debe reflejarse todo lo que nos llena y nos motiva, pero también que a medida que cambia nuestra vida, nuestro hogar evoluciona.

Estoy dispuesta a tomarme las cosas con más calma, pero mover el sofá junto a la ventana en invierno, donde el sol calienta y me puedo acurrucar, es algo a lo que no pienso renunciar. Redecorar estimula mi mente y cuando llega el buen tiempo, me gusta sacar las alfombras de yute para hacer que la vivienda sea más fresca y veraniega.

Las alfombras son ese complemento que hace que la casa se sienta confortable y hogareña. Parece mentira cómo, con el modelo adecuado, puede cambiar por completo una vivienda. En mi hogar tengo repartidas por todas las estancias, son mis mejores aliadas para que la casa se vea acogedora durante todo el año.

¡Me encantan todas! Algunas llevan media vida conmigo, ya que el paso del tiempo no ha afectado a su atractivo. Han sobrevivido a todo tipo de modas y tendencias, también alguna que otra mudanza. Desde hace ya varios años, al final de cada temporada, uso un truco de limpieza casero, uno de esos que me confesó una amiga y que tanto me facilita la vida.

Tengo alfombras de algodón que pueden plegarse fácilmente; las guardo en primavera y las rescato en otoño cuando empieza el frío. Son alfombras de estilo persa y visualmente dan a mi hogar una increíble sensación de protección y bienestar. También siento predilección por las alfombras de sisal. En mi caso, y no me duele reconocerlo, soy de las personas que prefieren una alfombra para cada época del año. Las de fibras naturales me ofrecen luminosidad y también belleza, me aportan frescura y hacen mi decoración aún más especial en los meses cálidos.

Mi hogar y yo somos pura comunión. Siempre he creído en la importancia de crear espacios basados en funciones definidas y, hoy en día, me declaro enamorada de todos sus paisajes. Derrochan calma y serenidad. Sin duda, uno de los momentos más gratificantes es llegar después de un día agotador, dejar las llaves en el mueble de la entrada y descalzarme… Recuerdo que decorar el recibidor fue pan comido. Un banco de teca, una consola de madera natural, un gran jarrón con flores preservadas, muchas velas y una alfombra con acabados envejecidos que le confieren un encantador aire antiguo.

El salón es un espacio que adoro cada mañana, tarde y noche. Cuenta con una gran mesa para reuniones familiares y, desde luego, una alfombra de pelo corto. Clásica, tradicional y, a la vez, muy estilosa. Como bien sabréis, me gustan mucho los libros. Mi sofá de algodón orgánico y una coqueta alfombra que hay a sus pies son la pareja perfecta, juntos me proporcionan una zona de lectura genial. A veces, preparo una taza de té, una manta calentita de lana y disfruto de una buena serie. ¿Se puede pedir más? Sí, me olvidaba de contaros que en casa somos muy de tirarnos al suelo. Un domingo cualquiera a las doce de la mañana ese mismo salón puede convertirse en la imagen fiel de un día de picnic.

Desde hacía tiempo tenía en mente darle un toque de calidez extra a mi habitación.  Ahora, con una gran alfombra a los pies de la cama, se ha convertido en ese espacio perfecto donde terminar el día, y empezar la noche, aunque puedo aseguraros que también me gusta mucho sentirla cada mañana al despertar.

Como veis, todos estos momentos, siempre, incluyen un denominador común: una alfombra que me aporta confort, y refuerza mi admiración por todo aquello que es natural y auténtico.

Es cierto que dar con la alfombra perfecta no siempre es fácil. Por eso, para ayudaros, he preparado una selección de diseños que expresan belleza y a la vez garantizan una comodidad insuperable. Los vais a encontrar en mis otras casas; esas de las que tanto os hablo en redes, mis tiendas de Madrid, Castellón, Benicàssim y Andorra. También aquí, en la tienda online… un espacio que creé para daros a conocer mi marca y mi particular manera de entender la decoración del hogar.

Ofelia Home & Decor es una marca con alma, donde creemos que nuestra casa no debe ser un escaparate de tendencias pasajeras que hay que adoptar sí o sí. Este cambio de visión de la casa como parte vivida y no solo habitable me acompaña en mi día a día, cuando diseño o cuando selecciono piezas para que tu hogar sea un espacio que te invite a comer, leer, descansar y sobre todo disfrutar.

Déjate llevar por tu intuición, decora y juega con tus gustos, ¡haz de tu casa tu reino! Y no te olvides de incluir una de mis alfombras, estoy segura de que te acompañarán en muchos de los momentos importantes de tu vida.

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