Las casas donde vivimos dejan una huella indeleble en nuestras vidas. Las paredes donde resuenan nuestras risas, las habitaciones que albergan nuestros sueños y ambiciones, todo ello se convierte en parte de nosotros. Incluso cuando nos mudamos a un nuevo hogar, los ecos de nuestras anteriores viviendas perduran en nuestros corazones y mentes, moldeando nuestras percepciones e influyendo en las decisiones. Nuestras casas se convierten en un reflejo de lo que somos, y su significado nos acompaña para siempre.

Pienso en esto y en cómo la distribución, la decoración y el ambiente pueden influir en el estado de ánimo. Ya sea el acogedor rincón donde pasamos horas leyendo o un salón cálido y acogedor que fomenta un sentimiento de unión y calidez. Estos espacios se convierten en algo más que meros lugares físicos y actúan en nuestro bienestar de manera profunda.

Siempre me han atraído las casas que desprenden belleza y naturalidad, donde los materiales nobles y los tonos cálidos proporcionan una tranquilidad absoluta. Me fascinan esos espacios que hay que observar con detenimiento, ya que parece que tratan de decirnos algo. Así es Ofelia Living, pureza, armonía, versatilidad… un oasis orgánico y elegante. Un concepto de vivienda donde puedes ser tú mismo y vivir la vida que siempre has soñado.

¡Adoro este lugar! Una buena hamaca, unas vistas insuperables y alguno de mis libros favoritos. Ya sabes que descubro revistas allá donde voy, y leo constantemente. Si hay algo que no podía pasar por alto, es una amplia zona exterior. Suelos de piedra y grava, adoquines de cemento, pérgolas de cáñamo, celosías de barro... Una propuesta auténtica para todos aquellos que desean disfrutar de lo más natural, con aires primitivos, pero también modernos y sofisticados. El punto focal es, sin embargo, la piscina de tipo alberca y la vegetación del entorno. Un diseño que recuerda al de un lujoso complejo turístico, con sus elegantes y modernas formas de hormigón.

Diseñar y construir una segunda residencia es algo muy diferente. En nuestra segunda casa tendemos a ser más informales. Un ambiente isleño aquí mismo, en la costa mediterránea. Esta es la visión que hay detrás de este proyecto: crear viviendas donde prevalece un estilo de vida relajado, con espacios abiertos e interiores diáfanos que se funden a la perfección con la naturaleza circundante. Un interior de corte minimalista, manteniendo, eso sí, el espíritu mediterráneo.

El acabado liso de las paredes enfoscadas crea un aspecto limpio, mientras que la textura natural de las vigas de madera aporta calidez y autenticidad. Como enamorada de las reuniones familiares que soy, aprecio la importancia de un salón de generosas dimensiones. En esta estancia puedo dar rienda suelta a algunos de los mayores placeres de la vida: compartir momentos alrededor de una mesa y tener conversaciones que quedan para la posteridad. Desde las sillas de ratán y las alfombras de sisal hasta las lámparas de yute, cada elemento destila elegancia.

Los muros arqueados proporcionan una sensación de continuidad y fluidez. Sin puertas que restrinjan u obstruyan el paso, la gran longitud de las cortinas no sólo crea una sensación de grandeza, sino que también cumple la importante función de proporcionar intimidad en el dormitorio. Los textiles orgánicos y detalles artesanales son una forma maravillosa de infundir a este espacio calidez y carácter.

Para un diseñador, no hay mayor sueño que dar vida a una casa donde la sostenibilidad y la belleza se funden, y la naturaleza y la arquitectura coexisten armoniosamente. Es un lienzo vivo donde materializar sus ideas, conceptos y filosofía personal. Es una gran alegría crear un espacio que respira vida y que otros llaman hogar.

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