No sé si vosotros, pero yo trato de vivir esta época del año con mucha paz interior. Hemos celebrado el año nuevo por todo lo alto; también el amor tal como se merece; y sólo nos queda detenernos un poco hasta la llegada del buen tiempo. Llamémoslo nostalgia, introspección o simplemente relax… Lo cierto es que pienso aprovechar al máximo el final del invierno. Y para ello, no se me ocurre nada mejor que acomodarme en este rinconcito de mi casa del que ya os he hablado varias veces.
Definitivamente, este lugar es ¡una suerte! Ahí, leo, organizo mi agenda, a veces canto, también medito… Hago lo que me gusta y no podéis imaginar lo bien que me hace sentir. Me gusta estar ahí sola, conmigo misma; pero también reconozco que compartir este espacio con mis amigas alguna vez ha sido de lo más divertido. A ellas, este rincón les ha parecido un auténtico gozo y salieron con la idea de montarse uno igual en casa. ¿Y tú, te apuntas?
Junto a la chimenea, viendo el crepitar de la leña. En el ventanal, disfrutando de las vistas de la ciudad. En el salón, al pie del sofá o en la intimidad de la habitación… El lugar no importa. Escoge el que prefieras y el que tenga más oportunidad de darte el máximo nivel de tranquilidad.