Una vajilla esmaltada es un básico para este tipo de comidas, también para picnics en el campo, en la playa o en la piscina, porque se trata de un material muy resistente. Al estar fabricada en acero ayuda a mantener la temperatura de los alimentos, algo importante ya que se trata de comidas al aire libre. Como mi mesa parte de textiles sencillos, mi apuesta fuerte está en el estampado botánico de los platos. Su trama floral y su ribete negro le aportan un aire vintage muy interesante. Si quieres crear un conjunto más alegre puedes, incluso, combinar sus distintos colores. Por ejemplo, en mi caso he mantenido el material para la jarra de agua, pero sin ilustraciones y, además he añadido un frutero en terracota.
Recuerda que los estampados son infalibles para decorar una mesa de verano. Crea tu propio estilo, ya sea más minimalista o recargado; mezclando el color de manera más homogénea o por contrastes; con motivos discretos y espaciados o maximalistas. Yo, por ejemplo, he usado unos platos de mármol como fuentes para reforzar el estilo natural de la mesa.
Como ves, la vajilla es el elemento protagonista, por ello no quiero que los vasos y las copas eclipsen su diseño. Esto no quiere decir que vaya a elegir los primeros que encuentre, sino aquellos que de manera equilibrada no resten el potencial decorativo a los platos. De ahí, mi apuesta por una cristalería transparente, pero con relieve.
Y para finalizar he creado un centro de color con unas botellas decorativas y un ramo de flores secas. También puedes incorporar unas velas y candelabros, si se trata de una cena y, sobre todo, rodéate de buena compañía.