No entiendo la decoración sin la artesanía. El trabajo manual y los oficios artesanos dan lugar a piezas irrepetibles, con pequeñas irregularidades que forman su particular carácter. Objetos únicos con vida propia, que llevan impresa el alma de sus creadores. Quizá sea este el motivo por el que la artesanía está encontrando su lugar, incluso, en las casas más modernas. Atrás ha quedado esa idea de que los productos hand made son cosas de nuestras abuelas. Todo lo contrario, apostar por la artesanía supone recuperar técnicas de elaboración tradicionales, dotando a los objetos de historia. Decorar con productos artesanales puede llegar a ser una pasión, como es mi caso. Estas piezas no mienten, son auténticas, imperfectas y es su propia singularidad las que las hace especialmente bellas. Y, además, son mucho más sostenibles.
Si te das una vuelta por mi casa, podrás encontrar piezas artesanas tanto en el baño, como en la cocina, pasando por la terraza y, por supuesto, en el salón y en la habitación. Las verás en el techo y hasta en el suelo, en lámparas y alfombras, en mesas, consolas, repisas y estanterías, con jarrones antiguos y portavelas, vasijas o, incluso, mobiliario,...