Si eres como yo, es probable que mientras lees este artículo tengas una taza en tus manos. No sé si te has dado cuenta, sostener una taza caliente genera sentimientos agradables. A mí me hacen sentir realmente bien y siempre lo asocio con momentos de disfrute sola o en compañía. El café de la mañana en completo silencio mientras miro por la ventana; el té de mitad de tarde leyendo mi libro favorito; y esa conversación después de la comida familiar del domingo... Al formar parte de mi rutina, es mi compañera más leal, porque está presente tanto en algunos de mis momentos más relajantes, como cuando tengo que terminar un proyecto a altas horas de la noche. Es por eso que, cuando me tomo un té o un café, no lo hago en una taza cualquiera porque en una taza bonita sabe mejor, ¿no crees? Seguro que ahora entiendes por qué este objeto de menaje es uno de mis favoritos.