La cercanía al mar siempre ha formado parte de mi vida. Nacer a unos pasos del Mediterráneo es algo que me ha marcado profundamente. Su orilla es el entorno perfecto para ordenar mis pensamientos durante un paseo y para encontrar nuevas ideas mientras mi mirada se pierde en ese horizonte donde el mar y el cielo se encuentran. Adoro el sonido de las olas que van y vienen, y los amaneceres multicolor que se reflejan en el agua y me hacen dudar de si lo que veo es real o es un sueño.
Quizá sea mi vinculación con el mar lo que me haya llevado a optar por una vida más sana y consciente. Teniendo en cuenta que hoy es el Día Mundial del Agua, me gustaría reflexionar sobre el cuidado por el medio ambiente, y en especial por los mares y océanos; también sobre el agua potable, que se está convirtiendo, cada vez más, en un bien escaso.
Nuestro estilo de vida está dañando el ecosistema. Afortunadamente, cada vez somos más los que apostamos por la sostenibilidad para poder seguir disfrutando de un entorno que desarma a cualquiera con su tranquilidad. Por eso la preservación de la biodiversidad se ha convertido en un valor importante a la hora de dar forma a mi marca de decoración. En Ofelia, apostamos por una decoración natural, donde el desarrollo sostenible se convierte en una herramienta de diseño más. De esta forma, no solo tengo en mi hogar objetos de decoración y muebles sostenibles, sino que estas piezas pueden llegar también a otros hogares, multiplicando así su impacto.
La decoración sostenible no es un estilo, ni una tendencia, ni una moda, ni siquiera es una forma de decorar. Se trata más bien de un modo de vida, en el que cada persona, basándose en sus gustos, es consciente de que al decorar su hogar puede reducir su huella ecológica.