Considero el mes de diciembre como uno de los más contradictorios del año. Para mi que soy de fuera es una lucha constante dentro de mi corazón entre las ganas de volver a mi tierra y el deseo de quedarme en mi ciudad querida que habito.

Ya sabes que me encanta viajar y sugerirte cada mes sitios del mundo que me hayan conquistado, pero esta vez, ya que se acerca la fecha en que vuelvo a abrazar mi familia y a conectar con mis raíces, quiero hacer un homenaje especial a lo que es sin duda uno de mis sitios favoritos de mi casa de adopción, Madrid. 

Madrid es una ciudad repleta de maravillosos bares, restaurantes y unas de las mejores capitales en cuanto a oferta gastronómica. Puedes encontrar cualquier cosa te apetezca, el mejor sushi, el más apetecible vietnamita o ese sitio chino que te transporta hacía lejanas regiones orientales.

Pero yo hoy te voy a hablar del sitio que para mi representa la verdadera tradición castiza, la tasca madrileña, los colores y olores de la meseta y porque no ese toque cosmopolita que Madrid te deja en las venas desde que pisas sus calles hermosas: Celso y Manolo.

Ubicado en pleno barrio de Chueca, en la Calle Libertad 1, Celso y Manolo tiene esta extraordinaria capacidad de hacerte feliz, un poco por su historia de tradiciones y cariño y, sobre todo, por sus sabores auténticos y su decoración especial. 

Cuenta la historia que: En 1965. Un chaval de 16 años de Cangas del Narcea (Asturias) salió de su pueblo minero con destino la capital de España. Ahora lo hace todo el mundo, pero entonces era como llegar a Nueva York en autobús por la Nacional 1. Manolo, que así se llama el protagonista de esta historia, entró por la calle de La Libertad, 1, como un torero y ya no volvió a salir en cinco décadas. No sabemos qué le atrajo, si el nombre o que el dueño era Pepe, pero se puso a trabajar en La Tasca de Pepe como aprendiz cargando cajas, tirando cañas, atendiendo a los clientes, pelando patatas, subiendo carbón o rellenando porrones.

Un buen día, Pepe, tras terminar una ración de callos, anunció que se jubilaba. Y Manolo, con su alma inquieta y emprendedora, se quedó con el bar. Le pidió a su madre que le avalara en el banco y se trajo a su hermano Celso. Le dieron un nuevo nombre al local: Restaurante Argüelles. Y no por el barrio, sino porque, casualidades de la vida, así se apellidan. (…)".

Foto vista en Celso y Manolo

Celso y Manolo es un sitio acogedor, decorado con gusto que homenajea su historia. Conserva la antigua barra de mármol y el suelo terrazo original. 

Las esculturas de mimbre de @javiersanchezmedina le dan un toque rústico, así como los cuadros clásicos y su referencia a la cocina tradicional con sus manojos de tomates y pimientos secos colgados. Todo acompañado por taburetes de diseño minimalistas y colores de tonos arena en las paredes que nos recuerdan ser un país mediterráneo y cálido.

Foto vista en Celso y Manolo

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La carta es auténtica e innovadora al mismo tiempo, podrás encontrar entre sus platos estrella el chuletón de tomate, algo que nunca dejo de pedir cada vez que piso su suelo. También me vuelven loca sus croquetas de bacalao con espinacas, pasas de Málaga y piñones de San Esteban y el revuelto atomatado de picadillo ibérico con queso fariza fundido. Vamos, ¡una pasada!

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Foto de la izquierda vista en Madrid Cool Blog, foto de la derecha en Plateselector

Te ofrecerán una interesante variedad de vinos españoles, aconsejándote cual combina mejor con tu selección de plato y nunca faltará una sonrisa, todo el personal es muy muy amable. 

Foto vista en Celso y Manolo

Ay, no sé que hago aquí todavía escribiendo, voy a reservar ya para mi aperitivo de amigas pre-uvas. ¡Feliz Año Nuevo!

¿Te gusta este regusto añejo y cañí para tu hogar? Con solo 6 productos puedes darle un un aire castizo.

1. Set de servilletas Almanzora, su algodón y su cenefa de rayas la declaran un clásico textil del menaje del hogar por excelencia. 2. Taburete alto Titán, el acabado natural y los característicos rendidos en patas y reposapiés lo identifican sin lugar a dudas como un asiento atemporal como marcado diseño castellano. 3. Vaso y copa Sully, su color arena y su sencillez y originalidad en su forma aporta personalidad a tu mesa, tanto en aperitivos como en grandes celebraciones. 4. Cucharón Baabek, esta pieza decorativa combina un estilo rústico y depurado. Puedes puedes combinar varias de ellas, al ser una antigüedad, ninguna es igual. 5. Platos hondos Yaya, si esta vajilla de enamel está con nosotros desde la época de nuestra abuelas por algo será. 6. Set de cestas de ratán Blanca, pocos objetos son tan versátiles, para las revistas, para las plantas, para la fruta,... sus posibilidades son ilimitadas.

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