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Este verano he tenido un flechazo en Menorca. Esta isla transmite la esencia del estilo mediterráneo, con su vida lenta, centrada en dar protagonismo a las cosas pequeñas de la vida. No me extraña que sean muchos los arquitectos, interioristas o artistas que han decidido afincarse aquí. No solo por su belleza sino porque las casas de los centros históricos de Mahón y Ciutadella son auténticas joyas. En ellas, es fácil alojarse, desconectar o, incluso, encontrar inspiración para decorar el hogar. Casa Telmo es un buen ejemplo de esto. En ella se respira una estética muy particular gracias a su respeto por el pasado y su estilo ecléctico y muy personal. ¡No puede gustarme más!
Esta antigua casa señorial de estilo inglés fue concebida por Quintana Partners. Este estudio te resultará familiar porque también fueron los encargados de diseñar La Bionada, otro hotel boutique, enclavado en la Costa Brava, del que te hablé hace unos meses. El concepto de diseño de este singular alojamiento gira en torno a Sir Telmo, de ahí su nombre, un explorador ficticio que recorrió el mundo antes de descubrir esta encantadora isla. En consecuencia, sus únicas 5 habitaciones representan una parada en su itinerario, que va desde una cabaña africana hasta una casa rústica de campo británica. De tal modo que cada una tiene una personalidad diferente y marcada.
Cada rincón ha sido delicadamente pensado. A medida que voy recorriendo sus diferentes estancias, voy encontrándome con fotos enmarcadas, pinturas, mobiliario antiguo y objetos de decoración curiosos, como si de una casa familiar se tratase. Nada que ver con las habitaciones de hotel impersonales y neutras. Puedo asegurarte que se respira un ambiente cercano y sumamente acogedor.
Una de las cosas que más me atrajo de su interiorismo fue que los elementos estructurales y gran parte de los materiales nobles han sido respetados y recuperados. Las cristalerías de las puertas, las carpinterías originales, el marés (piedra caliza extraída de canteras menorquinas) conviven con los azulejos de terracota y las pesadas vigas de roble, que sirven de telón de fondo para muebles vintage adquiridos en mercadillos y anticuarios de España y Europa. Todo ello hace que su estética fresca y peculiar se extienda a las encantadoras áreas comunes, que comprenden zonas de estar y comedor, elegantemente diseñadas, un gimnasio íntimo y un pequeño patio encalado. Sin duda, este último es mi lugar favorito para comidas al aire libre y reuniones informales. Tan luminoso y acogedor que no puedo dejar de imaginarme disfrutando en él de largas sobremesas o leyendo algún libro.
Como ves, tiene todos los elementos para que este hotel haya entrado en mi lista de casa de huéspedes con encanto. Y es que los propietarios de Casa Telmo, al igual que yo, valoran las cosas sencillas, pero con alma. Por eso, cualquier de sus habitaciones me valdría para pasar una larga temporada. Si quieres trasladar esta sensación a tu hogar, no te pierdas esta selección de artículos para conseguir un estilo cálido y personal.