Después de esta primavera tan atípica, llega un verano bastante insólito. Por eso este año he apostado por un turismo de proximidad, donde huir de la cotidianidad y la multitud de la cuidad. Perderme en la naturaleza y en la historia se presenta como una de las mejores opciones para disfrutar de estas vacaciones. Guiada por este deseo llego hasta el interior de Valencia, concretamente a las puertas del Parque Natural de las Hoces del Cabriel. Allí 4 hectareas de viñedos, olivos y almendros me dan la bienvenida. He llegado a Vilasira.

En el interior de esta finca se encuentra una construcción de finales del siglo XIX, antiguamente conocida como Casa del Pinar, actualmente rehabilitada y a partir de la cual se distribuyen diferentes espacios comunes, como la piscina con vistas al viñedo, el Patio de los Tilos, El jardín secreto o la Galería de Trullos subterráneos.

Tumbona de bambú con textiles Pinhao.

En esta magnífica ubicación, Tierra de Bobal, próxima a Requena, el bosque (a solo 200 metros) abraza al viñedo. Así ademas de sentir que has llegado a un lugar privilegiado donde conectar con la naturaleza, donde sentir y vivir, puedes disfrutar de una experiencia completa al contar en su interior con una bodega propia del siglo XIX que alberga un centro de enoturismo a nivel mundial. En ella no solo podrás conocer los vinos de la finca, que este septiembre contará con su primera añada y variedades de uva que incluyen bobal, cabernet sauvignon o macabeo, sino que también podrás encontrar y catar referencias de todo el mundo.

Este recorrido por la cultura del vino, acompañado de la mejor gastronomía local, tiene lugar en un escenario insólito, la galería de Trullos subterráneos, convertida en salas privadas de catas.

Si todavía te has quedado con hambre te recomiendo que te pases por sus restaurante. En él disfrutarás de la magia de los alimentos de proximidad, productos frescos de su propio huerto, que incluye hasta el aceite. Sabores verdaderos, donde el tomate sabe a tomate y los quesos se elaboran con leche recién ordeñada, que se presentan de la manera más pura. Una experiencia gastronómica donde sumergirte en la cocina local y los productos típicos de la comarca Utiel-Requena.

Mantel de fibras naturales Jara, manteles individuales de algas marinas Achille ø35cm, vasos de cristal púrpura Hellbrunn y portavelas Odín.

Y si hay una manera de vivir la experiencia al completo es quedándote a dormir. Puedes alojarte en una de sus habitaciones, desde la doble, pasando por la superior o la suite, que incluye bañera antigua y chimenea, hasta una vila, si vas en familia o con un grupo de amigos. En todas ellas resalta la arquitectura original del edificio con las vigas de madera vistas de sus techos, el ladrillo, la loza de sus suelos y la blancura de sus paredes, el lino, el algodón, la madera, el mimbre,... visten ambientes acogedores sin sobrecargar el espacio. Y todas ellas con vistas a la finca y al viñedo.

Sillones de madera y funda textil Hades, alfombra de yute Khan ø150cm, manta de algodón Bombal y mesita de bambú trenzado Celine.

Sillones de madera Hebe, mesitas de madera y metal Baron ø40cm, macetero de cemento Vesuvio ø26cm, alfombra de fibras naturales Mathis ø150cm, vela aromática en frasco vintage.

En ellas cada detalle está cuidado al máximo, lo que te permite disfrutar tanto de sus zonas interiores como exteriores, un alojamiento perfecto para cualquier época del año. Un lugar donde desconectar y recolectar con una misma, un lugar donde dormir y sentir, donde podrás disfrutar también de su Servicio Bienestar para mimarte a través de sus masajes y tratamientos.

Alfombra de yute y lana Eskimo, sillas de yute trenzado y patas de metal Sritino, mesas de madera y metal Baron, sofá de 4 plazas en madera de abedul funda y cojines Eaco.

Vilasira se presenta en su web, vilasira.com, con una cita de Gaudí que dice "Nadie inventa nada porque todo está escrito en la naturaleza. La originalidad consiste en volver al origen". Esta mención es una auténtica declaración de principios, que por si misma dice todo sobre este hotel y su filosofía. 

Este alojamiento promovido por los empresarios Ricardo y Ana, también pareja, además de ser una apuesta por el emprendimiento, guarda una bonita historia personal. Ambos originarios de Requena y con 10 años de experiencia empresarial, decidieron dejar sus proyectos y apostar conjuntamente por sus raíces y su tierra, el lugar donde también iniciaron su relación.

Un proyecto lleno de amor que está representado en su propio nombre, ya que Vilasira es la conjunción del apellido de Ana, como homenaje a su abuelo y a su historia familiar, y el nombre de la hija de ambos. Una preciosa maneja de crear un diálogo entre generaciones y unir pasado y futuro, una auténtica vuelta al origen. Estoy segura de que ahora entenderás por qué me gusta tanto.

Fotografías de José Miguel Murga

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