La sensación de llegar a casa tras una larga jornada laboral es sencillamente maravillosa. Nuestro hogar debe transmitir calma, serenidad y armonía. En casa, la comodidad y el bienestar son esenciales y, para ello, los muebles juegan un papel fundamental. Armarios y estanterías para tenerlo todo organizado, una iluminación homogénea y apropiada para cada estancia y, cómo no, cómodos asientos que nos ayuden a disfrutar de nuestros momentos cotidianos. En mi caso, me gusta disponer de diferentes tipos de asientos, porque esa combinación, que a veces puede ser desafiante, es lo que dinamiza el interiorismo y lo hace especial y único.

El sofá y los sillones del salón son quizás los primeros que nos vienen a la mente cuando buscamos confort. Es la estancia donde recibimos a nuestros amigos y donde pasamos más tiempo con la familia compartiendo experiencias, recordando algún viaje o disfrutando de un film. Por lo tanto, un sofá de cuatro plazas es ideal por su amplitud, aunque dependiendo de las medidas de tu salón, puedes optar por uno más pequeño y completar el espacio con algún sillón individual. ¿De qué material? Pues hay una gran variedad de tapizados, pero la última tendencia es la tela de lino. Es ecológica, resistente, transpirable y posee un aspecto natural y ligeramente arrugado que le aporta mucho encanto.

Por supuesto, los cojines que no falten, sobre todo en el sofá. ¡Ah! y ten un plaid o una manta de algodón siempre cerca, no sabes lo bien que viene cuando necesitas arroparte y la sensación de calidez que transmite este accesorio cuando lo dejamos a la vista.

La zona del comedor es donde mejor puedes jugar con la diversidad de asientos. Con un criterio de selección previo, en una mesa rectangular puedes combinar algunas sillas con un banco, por ejemplo. Lo mejor es que, aunque no sean de una misma colección, e incluso sus materiales sean distintos, se trate de diseños que se complementen. Unas sillas de ratán natural y un banco de madera se integran magníficamente y aportan flexibilidad. A mí, en ocasiones, me gusta huir de lo convencional, y en los asientos del comedor suelo dar paso a un poco de eclecticismo.

Es cierto que a veces necesitamos algún asiento extra en la esquina… Pues un taburete bajo puede ser la solución más práctica. Ocupa poco espacio, pero nos resuelve el problema. Los taburetes de madera son muy estables y si están tapizados pueden llegar a ser comodísimos. ¿Lo mejor? Cuando no los uses, son fáciles de guardar o puedes dejarlos en algún rincón.

Me fascinan los espacios personales y singulares, y optar por este tipo de variedad en los asientos de tu hogar es una forma de conseguirlo bastante exitosa.

En el dormitorio también puedes tener un asiento para relajarte con estilo y sin necesidad de tumbarte en la cama. Una butaca es la pieza perfecta para este tipo de espacios. Suele ser más pequeña que un sillón, pero será tan cómoda como te propongas. Con un diseño ligeramente inclinado, que disponga de generosos cojines y que sea de líneas depuradas, será suficiente para darle un plus decorativo a tu dormitorio, y un extra de confort a tu día a día.

Podrá ser tu rincón de lectura favorito, el lugar donde dejar los cojines de cama antes de dormir o incluso la ropa lista para la siguiente jornada… A mí me encanta sentarme en la butaca del dormitorio mientras me pongo el calzado antes de salir a trabajar. Parece mentira, pero son un par de minutos que me reconfortan y me animan a emprender el nuevo día con más energía. Además, si dispones de una ventana con buenas vistas, no lo dudes, pon el asiento de manera que puedas disfrutarlas siempre que te apetezca.

Lo importante es que tu hogar satisfaga tus necesidades y que cada estancia tenga los elementos que te hagan la vida más fácil, pero siempre con el mejor estilo, claro. Sofás, sillones, butacas, sillas, bancos, taburetes… Cuando hablamos de comodidad y bienestar, en los asientos está la clave.

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