La sensación de llegar a casa tras una larga jornada laboral es sencillamente maravillosa. Nuestro hogar debe transmitir calma, serenidad y armonía. En casa, la comodidad y el bienestar son esenciales y, para ello, los muebles juegan un papel fundamental. Armarios y estanterías para tenerlo todo organizado, una iluminación homogénea y apropiada para cada estancia y, cómo no, cómodos asientos que nos ayuden a disfrutar de nuestros momentos cotidianos. En mi caso, me gusta disponer de diferentes tipos de asientos, porque esa combinación, que a veces puede ser desafiante, es lo que dinamiza el interiorismo y lo hace especial y único.
El sofá y los sillones del salón son quizás los primeros que nos vienen a la mente cuando buscamos confort. Es la estancia donde recibimos a nuestros amigos y donde pasamos más tiempo con la familia compartiendo experiencias, recordando algún viaje o disfrutando de un film. Por lo tanto, un sofá de cuatro plazas es ideal por su amplitud, aunque dependiendo de las medidas de tu salón, puedes optar por uno más pequeño y completar el espacio con algún sillón individual. ¿De qué material? Pues hay una gran variedad de tapizados, pero la última tendencia es la tela de lino. Es ecológica, resistente, transpirable y posee un aspecto natural y ligeramente arrugado que le aporta mucho encanto.
Por supuesto, los cojines que no falten, sobre todo en el sofá. ¡Ah! y ten un plaid o una manta de algodón siempre cerca, no sabes lo bien que viene cuando necesitas arroparte y la sensación de calidez que transmite este accesorio cuando lo dejamos a la vista.