Un rincón especial para volver a ser nosotras

Hoy me he despertado con una emoción especial. De esas que se sienten cuando sabes que algo bonito está por suceder. Y es que hoy viene a casa una buena amiga. Elena es de esas personas que, aunque el tiempo y la distancia se empeñen en interponerse, siempre se sienten cerca.

Aunque la vida nos ha llevado por caminos distintos, cada vez que nos reencontramos es como si el tiempo no hubiera pasado. Las risas surgen solas, los recuerdos nos envuelven, y la complicidad sigue ahí, como siempre.

He creado este rincón pensando en nosotras. En las charlas que se alargan sin mirar el reloj, en las anécdotas que recordamos con cariño y en todo lo nuevo que aún nos queda por contarnos. Aquí, nos pondremos al día.

He colocado dos butacas Ghana. Son cómodas, elegantes, y con ese aire mediterráneo que tanto me representa. Tienen cojines y un respaldo con la inclinación perfecta para que la tarde se nos pase volando. Seguro que terminamos hablando de las noches en vela estudiando, de cuando intentamos aprender a bailar salsa o de los viajes que hacíamos sin planear.

Lo curioso es que tanto las butacas como la mesa auxiliar Eliette estaban en mi habitación, y nunca imaginé lo bien que quedarían en este nuevo espacio. A veces, solo hace falta cambiar de escenario para redescubrir la belleza de lo que ya forma parte de nuestro hogar.

Sobre la mesa he puesto una jarra decorativa Asba con unas ramas recién cortadas del jardín, porque sé que a las dos nos encanta rodearnos de plantas naturales. Aportan frescura al espacio, y hacen que este rincón sea aún más especial.

Mientras preparaba cada detalle, pensaba que la amistad es como una buena decoración: resiste al paso del tiempo y se vuelve más valiosa con los años. Ahora, mientras lo observo con calma, no puedo evitar sonreír: me encanta cómo ha quedado. Estoy segura de que le va a encantar. Es perfecto para hablar de lo vivido, de lo soñado, de lo que aún está por venir.