Si este verano, te llevé hasta el corazón rosa de París, este otoño voy a descubrirte el corazón verde de Copenhage, donde podrás vivir el auténtico hygge. A solo 200 metros de Nyhavn, próximo al mítico Christania y en pleno centro de la ciudad se halla el hotel Sanders.

Esta antigua mansión del siglo XIX se ubica en un entorno de marcado carácter cultural e histórico al estar rodeada por el Teatro Real, la opera, la galería de arte contemporáneo Kunsthal Charlottenborg y el palacio de Amalienborg, residencia de la familia real danesa.

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Ya solo su fachada llama la atención, donde destaca claramente su elegancia impecable de aire vintage, sin un ápice de ostentación. Y es que su dueño,  Alexander Kølpin, está especialmente interesado en transmitir el legado cultural danés con este hotel boutique. Así en el interior se hallan delicadas referencias a través de las fotografías al mundo del espectáculo, al cual él mismo perteneció al ser una destacada figura de la escena artística del país, llegando a ser nombrado en 1993 el mejor bailarín del mundo.

Su diseño de interiores se basa en la armonía perfecta entre decoración minimalista a la par que acogedora. De modo que consigue equilibrar las líneas puras y la combinación de materiales fríos como el mármol de sus mesas, con otros más calidos como la madera de sus suelos, las fibras vegetales y su gama cromática entre verdes, ocres y cremas. Las plantas, las velas y las mantas, que salpican las distintas estancias, hacen el resto.

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Cada espacio, los comunes y privados, juega con las texturas: cojines y textiles de terciopelo, cortinas drapeadas, pesadas y de gran caída, sillas de cuero, puertas de ratán de toque colonial, alfombras tejidas, papeles pintados, tapices,… En las habitaciones se agudiza un estilo híbrido que combina el bistró retro con piezas de diseño contemporáneo fabricadas a medida.

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Merecen también un comentario su patio privado donde prima la vegetación, el invernadero de la azotea, donde sirven su aclamado desayuno, la chimenea de su sala de estar y su bar, TATA, con su cortina roja de terciopelo de ambiente animado. Y, atención, los sábados está abierto hasta las 2 a.m., lo que lo convierte en una buena opción para tomar una copa antes de volver a la habitación.

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Aunque puede sentirse la herencia del tiempo en sus paredes y estancias, lo cierto es que el edificio original de 1869 fue completamente restaurado con gusto y amor por el estudio londinense Lind + Almond, que ha conseguido crear un ambiente modernista y contemporáneo de acogedora nostalgia.

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Si todavía necesitas saber algo más, te diré que entre su cocina escandinava, mediterránea y argentina, destaca sus delicias orgánicas, locales y caseras con una gran variedad de productos horneados. ¿El hablado ya de su desayuno? Es de lo más recomendable, sin menú con opciones frescas y variadas, donde puedes pedir lo que quieras. 

¿Te imaginas un descanso otoñal en el que para poder sentir el estilo de vida escandinavo? Yo sí.

¿Y tu casa? ¿Eres capaz de recrearla con un ambiente tranquilo y distinguido, sin llegar a ser llamativo, donde cada detalle haya sido seleccionado cuidadosamente? Podemos ayudarte a conseguirlo.

Con el set de servilletas Asón (1) y el mantel Jara (4) crearás una mesa con refinada y atemporal, sin renunciar a la calidez gracias a sus fibras de algodón a la combinación de sus tonalidades. Ambos textiles. 2. Lampara Yehor, su forma depurada y su entretejido al aire crea un efecto persiana que aporta una iluminación muy particular. 3. Cojín Bombal, sus tonalidades ocres permiten integrarlo con facilidad en salones y dormitorios con un toque de diseño gracias a su trama geométrica. 5. Vaso Hofburg, su relieve irregular en forma de pavés resalta en cualquier comida o cóctel. 6. Sillón Hefeso, su estructura tipo tumbona lo convierten en un cómodo asiento. Su equilibrada sencillez en un bonito mueble de diseño.

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